¿Donde van los billetes
perdidos? ¿a que lugar llegan aquellos que extravías?
Cierto sitio tras unos
arboles, después de pasar unos matorrales acoge los billetes que la gente
pierde. Todos ellos tienden por inercia innata a llegar hasta ese sitio de lo
mas normal. No son las corrientes de aire, no son fuerzas electromagnéticas ni
oscuros deseos de dioses arcaicos. No son estratagemas de los señores de las
finanzas, no, no es nada de eso.
La gente no sabe sobre esto,
creen que los billetes que pierden se los encuentran otras gentes, quizás mas
afortunados que ellos. En esos casos, son los billetes los que sienten un pena
enorme pues mientras luchan por llegar al sitio al que por naturaleza tienden,
son interceptados por algún hombre que celebra su dicha.
La gente no sabe nada sobre
esto, pero es una verdad patente en la naturaleza, desde las grandes
migraciones animales, ya sea por los cielos, sea por los océanos o los vastos
territorios, hasta este movimiento inducido por el corazón y el sentimiento de
comunidad de los billetes.
El legado e influencia
animal insufla la fuerza necesaria para emprender ese camino. Aunque es justo
reconocer que no son comportamientos idénticos, los billetes no entienden de
jerarquía, una vez juntos gustan de retorcerse y amontonarse formando una gran
amalgama de papel moneda mientras orbitan a su alrededor, movidos por el
viento, otros billetes más.
Es así como encuentran la
recompensa a su largo viaje, viaje que no termina hasta que se sienten juntos.
Viaje que puede ser interrumpido una y mil veces y viaje que la mayoría no
llega a emprender. Cierto sitio tras atravesar unos arboles, detrás de unos
arbustos.
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